TANTAS VECES PEDRO- Alfredo Bryce Echenique
Se levantaron por fin a eso de las seis de la tarde, y Claudine salió disparada pensando que Elodie y Didier se habían quedado abandonados en el colegio hasta esas horas. Mientras tanto, Pedro decidió preparar un desayuno-almuerzo-comida, para recibirlos sonriente en cuanto regresaran. Pero no sentía muy bien con todo lo que había bebido y hablado la noche anterior, cosa que le molestaba bastante porque quería darles muy buena impresión a los tres, y en especial a Claudine, que seguro no había encontrado a los chicos y que ya empezaba a tardar un poco. Tomó un café, cuatro aspirinas, dos ginebras, cogió lápiz y papel, y fue a sentarse en la mesa del comedor.
-No me interrumpan, por favor, Claudine -dijo, cuando por fin aparecieron los tres-. Estoy escribiendo.
Fue la primera vez, en el tiempo que llevaba viviendo con Claudine, que la escuchó darles una orden a sus hijos. Ni siquiera le contó que Céline, calculando que nadie los recogería a tiempo del colegio, se los había llevado a su casa con su hijita. Didier, Elodie, dijo, vamos a jugar arriba; Pedro está trabajando y necesita silencio. Fue una frase tan completa, y dicha además con tanta convicción y con tanto respeto, que Pedro odió la literatura. Pero necesitaba escribir. Lo hacía por Claudine y por él.
p.113
GRACIAS CATH.
-No me interrumpan, por favor, Claudine -dijo, cuando por fin aparecieron los tres-. Estoy escribiendo.
Fue la primera vez, en el tiempo que llevaba viviendo con Claudine, que la escuchó darles una orden a sus hijos. Ni siquiera le contó que Céline, calculando que nadie los recogería a tiempo del colegio, se los había llevado a su casa con su hijita. Didier, Elodie, dijo, vamos a jugar arriba; Pedro está trabajando y necesita silencio. Fue una frase tan completa, y dicha además con tanta convicción y con tanto respeto, que Pedro odió la literatura. Pero necesitaba escribir. Lo hacía por Claudine y por él.
p.113
GRACIAS CATH.
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