Yo no sé si es que Who quería meterme en la secta satánica del radio arte en Venezuela.
Fui a un par de cuestiones y luego me empecé a encontrar a Jorge Gómez en todas partes.
Casi hice un corto de ruidos perturbadores. Hum.
Pero en una ocasión fuimos a unos espacios del Museo de Bellas Artes con corotos para hacer bulla. Nos pusieron estos cosos en los ojos y tripeamos por un rato considerable.
Estuvo bonita esa tarde. Entre la gente ruidomaníaca estaba Carmenchu, a quién en ese entonces no conocía casi. Era más bien su fan que su amiguito. Nos encontramos y jugamos ruidísticamente. Fue bonito, no se me olvida. Y por supuesto me quedé con el corotico ese. Lo encontré hoy. Eso fue como en el siglo catorce.
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