dos gotas negras
silenciosas
vivas
deslizandose sin ser notadas por el inmenso suelo
sin darse cuenta van creciendo, van abarcando
son dos charcos negros y brillantes
tremulos, comedidos
pero avanzando, creciendo
como una enfermedad, como el amor
dos charcos a chocar
en un instante no dejar rastro de los limites
uniendose en un solo mar
un mar que ocupa una sala, una habitacion
negro cargado de noche
reflejando solo los rostros
de aquellos dos que nacieron ahogados en el
para ahogarse en el
fragil oceano sin embarcaciones
temeroso de levantarse una mañana
y haberse secado
tan pasajero como la lluvia
entre cuatro paredes
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