No he dormido en toda una noche y amanezco
arrastrando cadenas y grilletes
me he escapado de alguna manera
en medio de los trabajos forzados.
Quiero echarme a dormir en alguna cuneta,
siento que me lo merezco.
Ahora me lo merezco.
Como sustituto del sueño pegué alaridos
hasta que oí los pajaritos
y vi asomarse la luz azul.
Vi como se dibujaban las puntas de los cipreses.
Me caí a gritos con varios desconocidos,
arranqué pedazos de grama para hacerlos correr.
Uno nunca sabe para quién trabaja nadie.
Si trabajan por su cuenta pueden ser igual de peligrosos.
Todo por el placer de mirar
a una bailarina desafiar el cuerpo humano
desafiar el diseño natural y la cotidianidad
querer constituirse como una flor
que se entrena en marchitarse.
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