Para Raul (de "El Librero")
La empresa británica Populus realizó a finales del año pasado una encuesta para determinar cuán a menudo mienten los habitantes del Reino Unido a la hora de enumerar los libros que han leído. El sondeo fue realizado como parte de una campaña nacional para promocionar el 2009 como año de la lectura e incluyó a 1.500 personas, más de la mitad adolescentes.
Cuatro de cada diez consultados admitieron haber mentido sobre sus lecturas para impresionar en su entorno social. Por género, 46 por ciento de los hombres mienten al respecto, un número sensiblemente mayor al de las mujeres, 33 por ciento, que dejan a la sinceridad en segundo plano.
La historia es aún más entretenida cuando los consultados son adolescentes: 74 por ciento de ellos han mentido para impresionar a su posible pareja y amigos. Pero, para ese 74 por ciento, mentir no se reduce a libros sino que en ocasiones se extiende a casi cualquier patrón de lectura: todos dijeron que fingirían haber leído páginas de internet y hasta letras de canciones.
Sin embargo los adultos también tienen estadísticas notables pues uno de cada cinco admitió haber leído un texto en particular mientras esperaba la llegada de su cita. Las primeras impresiones no pueden dejarse al azar, dirían ellos. "Me encanta el hecho de que cada generación parece saber que (la lectura) puede ayudarnos a aumentar nuestra atracción potencial en la búsqueda del amor y el romance. Aun con todo lo que se habla sobre nuestra obsesión superficial con la belleza, parece que sabemos que la inteligencia contribuye también a la atracción sexual", dijo con alegría Honor Wilson-Fletcher a la BBC, director de la campaña Año Nacional de la Lectura.
Otro dato, quizás útil para los venezolanos y venezolanas que quieran hacer afectos en el Reino Unido: muchos de los hombres respondieron que se sentirían especialmente atraídos por una mujer que hubiera leído a Shakespeare, mientras que las mujeres dijeron que se sentirían impresionadas por los hombres que hayan leído la biografía de Nelson Mandela, si bien Shakespeare también está entre los más valiosos. Eso sí, la encnuesta no incluyó una pregunta para determinar si las personas suelen distinguir cuándo alguien finge haber leído un libro.
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