La tormenta (o la multitud que grita "beso, beso, beso")
I.
Quince minutos durante los cuales vivo horas, días, noches enteras patrocinadas por Henry Miller. Al final de un capítulo, madrugada parisina, levanto la mirada y el sol ya quema en Caracas, dándole brillo a la fila interminable de carros frente a mí. Dentro de esta otra fila de carros en la que estoy metido y que no puedo ver, siento que la temperatura, el silencio, mi asiento, mi lectura, se conjugan a la perfección, y me digo en voz alta: "Estoy bien aquí, ¿no?."
II.
Apenas cierro el signo de interrogación, llega gente a destruir el momento. El carro se mueve y a la vuelta de la esquina el cielo negro se corresponde mejor con mis ánimos habituales. Para cuando el carro se detiene otra vez y quedo solo de nuevo, lo que tengo al frente es un muro ahuecado a cuadros, una cerca de concreto a través de la cual me llegan un gentío y su rumor molesto.
Escapar del rumor y de esta existencia de cuadrícula, es el elixir que debemos llevar encima cuando volvamos al lugar del que vinimos. Cuando no nos movamos mas de ahí.
Quince minutos durante los cuales vivo horas, días, noches enteras patrocinadas por Henry Miller. Al final de un capítulo, madrugada parisina, levanto la mirada y el sol ya quema en Caracas, dándole brillo a la fila interminable de carros frente a mí. Dentro de esta otra fila de carros en la que estoy metido y que no puedo ver, siento que la temperatura, el silencio, mi asiento, mi lectura, se conjugan a la perfección, y me digo en voz alta: "Estoy bien aquí, ¿no?."
II.
Apenas cierro el signo de interrogación, llega gente a destruir el momento. El carro se mueve y a la vuelta de la esquina el cielo negro se corresponde mejor con mis ánimos habituales. Para cuando el carro se detiene otra vez y quedo solo de nuevo, lo que tengo al frente es un muro ahuecado a cuadros, una cerca de concreto a través de la cual me llegan un gentío y su rumor molesto.
Escapar del rumor y de esta existencia de cuadrícula, es el elixir que debemos llevar encima cuando volvamos al lugar del que vinimos. Cuando no nos movamos mas de ahí.
Labels: seudo literatura horrible
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